domingo, 27 de noviembre de 2011

fe

Se puede perder la fe en el más allá.

Cada uno con su conciencia.

Se puede perder la fe en los demás, en la humanidad, en el futuro del mundo, en el porvenir del país.

La actualidad no parece darnos razones para lo contrario.

Pero no se puede perder la fe en uno mismo. Si eso pasa lo demás no importa, porque no sirve para nada. Sin fe en uno mismo no se puede luchar por lo que se desea, por mejorar lo que nos rodea.



El Papa ha muerto. Viva el Papa. Pero cuando ha de salir al balcón que da a la plaza de San Pedro, el cardenal Melville se bloquea. El Vaticano llama a un psicoanalista para superar la crisis y el nuevo Papa aprovecha un descuido para pasar unos días fuera de la presión, de la prisión de la responsabilidad, en un mundo en que nadie le conoce y que en mayor o menor medida le ayudará. Mientras, encerrados en el Estado más pequeño del mundo, el psicoanalista organizará un campeonato de volleyball con el resto de curas encarnados.


Hay suspense en la película, en si el Papa aceptará su responsabilidad, en cómo acabará el torneo, en si Melville cumplirá su vocación secreta o si el pueblo recuperará la alegría. Me gusta Nani Moretti, no ha hecho nada concreto que me encante, pero sus películas dejan un buen sabor de boca. Habemus Papam tiene una primera media hora que promete, aunque el ritmo decae un poco al perder la ironía y buscar el tono más agradable. Pero se deja ver, que no es poco.


Sin embargo sobre todo me gusta la película porque hay pequeñas cosas que son instantes de felicidad y no hay malos, unos personajes pueden caer mejor que otros, pero todos actúan de buena fe, la que el protagonista no encuentra.

como dice la banda sonora, en español en el original

cambia lo superficial
cambia también lo profundo
cambia el modo de pensar
cambia todo en este mundo

cambia el clima con los años
cambia el pastor su rebaño
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño

cambia el rumbo el caminante
aunque le cause daño
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño

pero no cambia mi amor.

Mercedes Sosa

Cambian los tiempos, pero no hay que cambiar el amor, la fe en uno mismo.

1 comentario:

A. dijo...

Correcta pero floja, buen reflejo del pasotismo que nos rodea con más sensación de no quiero que un no puedo.